INTRODUCCIÓN: SU HISTORIA

Viérnoles es una población característica del barroco. Su crecimiento en el número de habitantes y la riqueza económica provocan una renovación de la arquitectura civil y religiosa de Viérnoles a lo largo del s XVIII y esta tendencia positiva continuó en el s XIX. El hecho de que quedase en la periferia de la gran expansión de Torrelavega hace que el patrimonio arquitectónico de los s XVIII y XIX quedase preservado de las trasformaciones de la época industrial ( se trata de las mismas circunstancias que provocaron la conservación del patrimonio de la cercana y conocida Santillana del Mar)

Se han encontrado restos de época romana como el Ara del Dobra, conservada en el Museo Prehistórico en Santander, y trazas de una antigua calzada. Con fecha de 22 de Abril del año 817 ( era 853) un documento menciona por primera vez a “Vérmulas” o Viernoles como un coto perteneciente al Monasterio de Santa María de Yermo, aunque algunos expertos consideran las referencias de este documento como un añadido posterior. Entorno a la ermita de San Jorge existió una necrópolis medieval, restos medievales también se han encontrado en torno a Sta. Águeda . Es posible que existiera un puente con Riocorvo que atravesara el Besaya. Del dominio de los monasterios se pasa en la Baja Edad Media al de las grandes casas nobiliares, primero los Ceballos en el s XIII y después la Casa de la Vega en toda la comarca. En 1420 D. Pedro Velarde se traslada desde Santillana del Mar a Viérnoles lo que anticipa el dominio de los linajes locales en la Edad Moderna. Mientras tanto la Casa de la Vega se vuelca en las posesiones del Centro de la Península. Con la venta de Iñigo Lopez de Mendoza a Juan de Hinojedo ( vecino de Guadalajara) en 1531 de los patronoatos y diezmos de esta iglesia parroquial se inicia la Edad Moderna.

En 1452 se documenta que la Ferrería de la Rucha ya estaba en funcionamiento, en el s XVI funcionaba a pleno rendimiento. Pero su posesión estaba muy repartida al fragmentarse su propiedad ( en partes de tiempo de funcionamiento) por no haber quedado vinculada al mayorazgo. Su decadencia se produce en el s XIX por la bajada del precio del hierro tras la Guerra de Independencia Americana y por la alza del precio de carbones y la vena. Aún así se mantuvo en funcionamiento hasta 1847. Desgraciadamente hace un par de años una serie de rellenos supuestamente ilegales han hecho desaparecer los restos que se conservaban.

Parte de la población de Viérnoles emigró a Andalucía (sobre todo a Cádiz) donde trabajaban en los negocios familiares de tiendas comestibles y tabernas, la mayor importancia numérica se alcanza en el s XVIII con este destino en primer lugar ( 40%), Indias (30%) y Madrid ( 30%). Pero también a trabajar en la Rucha vinieron numerosos “ferrones” vascos.

En el s XVIII Viérnoles comienza a vivir su periodo de decadencia, además en 1775 sufrió una importante riada que causó fuertes daños y destruyó el puente que cruzaba el Besaya. La falta de un puente seguro sólo se solucionó en 1835. A pesar de los intentos para incorporar a Viérnoles al proceso industrializador, ningún proyecto se instaló en este Concejo. No obstante en 1837 se construyó una fabrica de harinas cerca de la Rucha, en 1857 se registó la mina “La Integral”, e incluso se construyó un apeadero de la línea Santander- Alar del Rey. Desde 1835 hasta 1855 se constituyó como Ayuntamiento independiente.

El Concejo de Viérnoles estaba dividido en barrios y éstos estaban constituidos por “sitios” en la Edad Moderna. A finales del s XVIII ya aparecen los nombres de los barrios actuales: el barrio de la Hoz y la Herrera se vincularían al desarrollo de la Rucha y se situarían a lo largo de un antiguo camino paralelo al Besaya ( aunque el camino más importante hacia la Meseta por ser potenciado a partir del s XVIII transcurría por la otra orilla, entre Cartes y Riocorvo), Paramenes situado en un alto se localizaba entorno a la iglesia, junto al monte ( por la influencia del antiguo núcleo religioso de la ermita de San Jorge) se sitúan Radillo y Rio Riba, y, por último, el barrio Rodanil creció a lo largo del camino hacia Tanos y Torrelavega.





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